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Interpelación a Bonomi: el problema es el modelo social vigente


Transcripción de la intervención del diputado Eduardo Rubio en la interpelación al Ministro del Interior Eduardo Bonomi realizada el miércoles 15 de febrero de 2017 en la Cámara de Representantes (subtítulos de Prensa Unidad Popular) Desde esta página puede acceder también al video de la intervención del legislador de la UP.

Hemos escuchado atentamente al miembro interpelante y al señor Ministro, en una jornada que, por lo menos para nosotros, se ha tornado un poco confusa, en un ir y venir de muchos temas. El Ministro, con su extensa exposición sobre la historia del deporte, los hechos de violencia en el deporte, y con un power point con datos de difícil lectura ‑tal vez, por incapacidad de comprensión de parte nuestra‑, tampoco nos ha aclarado mucho en cuanto a algunos de los aspectos, las cifras, cómo es que bajan porcentajes y suben cifras. Pero vamos a leer atentamente la versión taquigráfica a ver si podemos ir entendiendo y aprendiendo más de algunos de estos temas.

Voy a hacer una primera precisión que será breve, porque otros ya la hicieron. El señor Ministro, de pique, metió a toda la oposición en una sola bolsa. Y si bien esto era algo común antes, he notado que varios dirigentes del Frente Amplio van haciendo distinciones, y no es que una oposición sea mejor que otra, sino que somos distintos partidos de oposición. Y no es lo mismo, sobre todo el lugar desde donde se miran las cosas o desde donde se critica o se opone y se propone. Nosotros no criticamos al Ministro ni a su equipo por su pasado; lejos de eso, por el contrario. En realidad lo criticamos y nos oponemos a este presente. Ahí está la diferencia. Creemos firmemente que también las ideas que se tengan sobre lo que se llama seguridad expresan una posición ideológica. Dependiendo de la ideología que uno sustente es cómo se coloca el aparato del Estado, que incluye el aparato represivo al servicio de un modelo de sociedad o de defender un modelo de sociedad, o en un lenguaje más clásico: de defender unos intereses de clase o defender otros. ¡Vaya si tienen que ver con la ideología las políticas que se establezcan para garantizar la paz social! La paz social para algunos o la paz social para otros. Y acá tengo una primera gran diferencia con la exposición del Ministro, no en lo que tiene que ver con los planes del Ministerio, sino con la defensa acalorada que hizo de este modelo económico vigente. Habló del crecimiento del salario real en todo este período y creo que puso como referencia ‑tal vez entendí mal‑ el año 1968. Cuando estuvo el rector Markarián en la Comisión de Presupuestos, en la discusión de la Rendición de Cuentas, dijo que el salario real de hoy de los docentes universitarios equivalía al de 1987, primer gobierno de Sanguinetti. Que yo recuerde, nunca definimos que ese fuera un buen salario. Y si hablamos de 1968, con ese salario real, que sería el de ahora, las calles hervían de lucha, de lucha de estudiantes, de lucha de trabajadores, de huelgas, de cañeros viniendo a Montevideo; incluso del desarrollo de una lucha armada para cambiar esta sociedad. Por lo tanto, no entiendo, si fuera esa la referencia, que sea un salario real para darlo por hecho, ¿verdad?, en una situación social y en un modelo económico en el que, según informes del Banco Central, la precarización e inestabilidad del trabajo es creciente, y las cifras de desocupación de 2016 fueron las más altas de los últimos ocho años. Nos plantean el gran salto en las energías renovables, que en abstracto es grandioso, pero ¿quién genera la energía renovable, al amparo del marco regulatorio privatizador? Los privados, que nos cobran bien alto el costo de energía, que se traduce después en las tarifas. El Ministro nos habló del reparto de tierras récord del Instituto de Colonización, pero eso tiene un contradato terrible: estamos en el mayor nivel de extranjerización y concentración de la tierra de la historia del Uruguay. Mientras el Ministro hablaba, yo recordaba aquel latifundio de Silva y Rosas, de 30.000 hectáreas: una chacrita al lado de los latifundios de UPM, de Montes del Plata, de los megatambos, ¡chacrita! Hay una creciente concentración de la riqueza, inclusive, eso de que paga más el que tiene más quedó totalmente desmentido en el estudio de estos tres economistas, que demuestra que el 10% más rico de este país es el que menos paga. Antes había IRP, y ahora hay IRPF, hay IASS; siguen pagando los que trabajan.

No se generó justicia social

Eso habla de un modelo de país, de la consolidación de un modelo de país al servicio de las multinacionales, donde hubo crecimiento económico, pero no distribución de la riqueza ni se generó justicia social. Ese modelo que definió muy bien el ministro Astori recién en Finlandia, a donde fue el Gobierno a ver si puede traer enganchada la tercera planta de celulosa, ¡para más dependencia!, ¡para más extranjerización de la tierra! Dijo Astori a los empresarios finlandeses que somos la puerta de entrada más importante, más natural, más fácil ‑y más barata, diría yo‑, a un gran mercado de millones de personas. Ese es el modelo de país vigente, asegurando la rentabilidad, las exoneraciones fiscales y la repatriación de las ganancias de las multinacionales. ¿Por qué esto y estas diferencias? Porque esto marca que seguimos sin discutir la causa de fondo que genera la inseguridad. Que hay una situación de inseguridad no se nos ocurre a nosotros; nos convocó el presidente de la República a todos los partidos representados en el Parlamento a hablar de la inseguridad, porque era un tema muy grave. En esa discusión generalmente quedamos solos, porque el Gobierno con los otros partidos de la oposición acordaron todos los proyectos de ley que van a venir al Parlamento, con inflación punitiva, por ejemplo, suspendiendo libertades anticipadas, incrementando las penas. Hoy queríamos discutir las causas reales, estructurales, de la violencia social, pero ese tema no se pudo debatir. Lo que se discute es la forma de asegurar la continuidad de este modelo, que implica más represión, más cárcel, más exclusión social. Nosotros decimos que la violencia social, que es real, no se resuelve con represión sino, fundamentalmente, con cambios estructurales que terminen con la exclusión, con la marginación, con la pobreza extendida, con la crisis general de valores y de cultura que esta sociedad implica. Todos saben que para nosotros la seguridad no es un tema bandera. Me refiero a la seguridad pública encarada desde el punto de vista represivo. Pero al no darse esa discusión, y al partir de la base de que lo que tenemos que hacer es mantener lo que hay porque es lo mejor, este modelo necesita un aparato represivo que garantice su continuidad y estabilidad. ¿Para qué? Para que vengan las multinacionales, para que todo siga como está. La política represiva se expresa concretamente en tantas esencialidades decretadas, en el violento desalojo del Codicen. En el nombramiento que hizo el Frente Amplio en una Jefatura de Maldonado, designando a una persona señalada como una de las responsables de la brutal represión del Hospital Filtro, que costó la vida de dos compañeros: Morroni y Facal. No estamos de acuerdo con esa política. El Ministro dijo que pasamos de cuatro mil a once mil presos. ¿Será que la gente no quiere vivir en el paraíso o será que esta es la demostración del fracaso de este modelo? ¿La gente quiere ir presa? ¿Nacen malos?

El problema central es el gran delito

Este modelo vigente, que no ha cambiado y no se plantea cambiar el gobierno del Frente Amplio, genera este crecimiento de violencia social, y ahí discrepo totalmente con el señor diputado Gonzalo Mujica: el problema no es el microdelito: el problema es el gran delito. El problema del narcotráfico no son las bocas de venta sino los grandes narcotraficantes y los bancos que lavan el dinero del narcotráfico. ¡Ese es el problema! El problema son los empresarios que funden fábricas, como el de Fripur, que deja a novecientos trabajadores en la calle, un agujero grande en el Banco de la República y sigue haciendo plata vendiendo energía eléctrica a UTE con los molinos que puso. Ese es el problema central; no es que lo otro no lo sea. Por eso nunca hemos puesto el énfasis ni hemos planteado la salida del Ministro como la solución. El ministro que venga, con este modelo, tendrá que sustentar esta política y con estos resultados. El problema es el modelo social vigente. Desde el Ministerio nos dicen que nos están tomando como ejemplo. ¿Quiénes? El FBI pasa a ser la referencia. El FBI, que está seleccionando a la gente que Trump va a echar, el que nos persiguió a todos los latinoamericanos que luchamos por otra cosa. El FBI, la CIA, no pueden ser el modelo de una propuesta de izquierda; tampoco que San Diego y Chicago nos busquen como ejemplo. Cuando un organismo internacional ‑no sé cuál, pero en este marco de referencia me lo imagino‑ toma nuestro modelo como referencia para la región, me preocupa. Me gustaría que nos tomaran como problema, más que como referencia. Por último, no he querido referirme a aspectos puntuales, pero hay un tema reciente, que ha estado en el debate, sobre la muerte de una mujer a manos de un policía del grupo especializado. Sé que al Ministro y a su equipo esto les duele, indigna y los subleva. Este es un hecho muy grave a partir de una denuncia de hace más de un año, que no trascendió ni siguió el protocolo. Es una denuncia encajonada; hay complicidades, impunidad y le cuesta la vida a una persona. No digo que haya responsabilidad directa de la jerarquía del Ministerio, hay responsabilidades políticas. Estas cosas tienen que asumirse. Nos vamos de esta jornada sin haber avanzado demasiado. Esperemos que pueda surgir algún resultado. Nuestra intención es, por lo menos, colocar en el debate el centro y la razón de este problema. Si seguimos dando aspirinas a un enfermo de cáncer, la enfermedad se lo come. El problema no está en la forma sino en el contenido, en el modelo de sociedad vigente que engendra desigualdades y violencia. A esta expresión de violencia social que generalmente culpabiliza a los de abajo le estamos respondiendo con una violencia de arriba, que multiplica el problema en lugar de resolverlo. Gracias, señor presidente.

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